En ocasiones las personas tratan a los adultos con enanismo como si fuéramos niños. Ya sea que lo hacen inconscientemente o no, es una situación incómoda para nosotros. Este trato infantil puede ser de forma verbal o en acciones. Cada uno de mis años escolares tuve que sentarme en la primera silla de la fila, debido a mi estatura. Pasé de grado en grado y la situación nunca cambió, aunque llegó el momento en que ya no me gustaba sentarme al frente. Mis demás compañeros de salón podían escoger donde sentarse, pero yo no.
Debido a esa experiencia llegó un momento desde el que evito lo más posible el tener que sentarme en la primera fila, ya sea en una reunión, la iglesia, etc. Hace unos días tuve que asistir a un lugar, del que no puedo dar muchos detalles. Eramos un grupo nutrido de personas, las cuales debíamos sentarnos en bancos (estilo iglesia) frente otro grupo más pequeño de personas para ser instruidos en un tema en particular y luego ser evaluados para seleccionar a algunos de nosotros para una tarea en particular. Un dato que nos explicaron fue que el tiempo de duración de la tarea, podría ser de dos semanas.
Mi posición dentro del grupo era el número 43, por lo que mi asiento no estaba al frente, con lo que yo estaba muy feliz y tranquila. Llegado el momento expliqué que, debido a mi estatura y a que mis pies no llegan al piso, el estar sentada en ese tipo de asiento me afectaba con hinchazón y dolor en mis pies. Luego de que la persona a cargo nos diera las instrucciones iniciales se dirigió a mi para preguntarme si quería una silla diferente para que estuviera más cómoda, accedí y agradecí, aunque me sentí incómoda por la situación de que se hiciera el ajuste frente a todos. Después de un breve receso me trajeron la silla y la persona a cargo se vuelve a dirigir a mi delante de todo el grupo para preguntarme si prefería la silla en el pasillo interior (al lado de la ventana) o si la prefería en el pasillo central? Ya se imaginan mi respuesta…, por supuesto que quería estar lo más lejos posible al escrutinio de todos!!!!
Al día siguiente regresamos para continuar con el proceso. Al entrar al salón la silla estaba en el pasillo interior, pero antes de que me sentara, la persona a cargo me volvió a preguntar dónde prefería la silla y me aclaró que solo querían que me sintiera cómoda. Volví a contestar que la prefería al interior pero que, de ser necesario, la colocaran en el pasillo central. Justo en ese momento nos indicaron que debíamos salir todos del salón por unos minutos. Al regresar mi silla había sido colocada en el pasillo central y me volvieron a preguntar dónde la quería insistiendo en que no querían que me sintiera incómoda. Pero era posible que no se dieran cuenta de que con tanto cambio y hacerme tantas veces la misma pregunta justamente era eso lo que habían logrado? Finalmente volvieron a mover la silla a donde yo quería, pero ya en ese momento mi paz se había esfumado.
Estoy clara de que hay lugares y circunstancias en las que nos tenemos que adaptar, pero si me ofrecen alternativas, y aun así intentas persuadirme para que cambie mi decisión sin darme explicaciones se me hace más difícil acceder. Sobre todo cuando se trata de un trato diferente y no inclusivo solo por el hecho de ser pequeña. Quizás la intención de las personas no era que me sintiera mal, pero eso fue lo que consiguieron. Me remonté a mis años escolares en los que tenía que sentarme y me sentía bajo el escrutinio del maestro(a) porque era la más pequeña del salón, solo que ya no estoy en edad escolar.
Pero no les voy a dejar el cuento a medias, luego de todo esto y un poco más que no tiene relación con el tema, no tuve que permanecer las dos semanas como parte del grupo y salí del salón recobrando mi paz mental.