Hace un tiempo me encontraba dialogando con una persona de pequeña estatura que estaba pasando por un periodo difícil, ya que no aceptaba por completo su condición.  Durante la conversación yo le mencioné que, si era una persona de fe, debía aceptar como Dios nos había creado y que debía buscar el propósito que había en su vida.  La persona no estaba muy de acuerdo con mi pensamiento y nuestra conversación profundizó más en la parte religiosa.

Luego de un rato recordé que el libro de Génesis nos enseña que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza.  Así que le dije a la persona con la que hablaba que si nos dejábamos llevar por la Palabra si nosotros éramos pequeños, entonces Dios podía ser de pequeña estatura.  De inmediato mi interlocutor me contestó que eso no era posible y que yo estaba en un error.  Al fin y al cabo, no pude convencerle con mi argumento. Acepté a medias mi error puesto que todos los seres humanos somos diferentes (tamaños, raza, color de piel e inclusive impedimentos) y de ser cierto mi pensar, entonces Dios tendría una infinidad de apariencias. ¡Pero también debemos recordar que para los que creemos, para Dios no hay nada imposible!

Yo continué con ese pensamiento por muchos años y hace unos meses pasé por una experiencia que me hizo volver a meditar en esto. Fui invitada como representante de Little People of America a la convención anual que realiza una organización hermana en México.  Al concluir las actividades, los organizadores nos entregaron a cada participante un obsequio.  Como estaban cortos de tiempo la entrega del regalo la hicieron al momento en que ya todos los participantes íbamos saliendo del hotel. Como yo debía de ir directo al aeropuerto, opté por no abrir la caja en ese momento y llevarla conmigo dentro del avión, ya que nos advirtieron que era algo frágil. ¡Cuán grande fue mi sorpresa al llegar a mi destino y abrir la caja!  ¡El regalo, una pieza en cerámica simulando hierro era un crucifijo y el Cristo era de pequeña estatura!!!

Lo que pensé por años no fue solo un pensamiento mío.  Un artesano mexicano tuvo la visión y la creatividad para hacer la pieza.  Luego supe que el artesano que originalmente creó la primera pieza ya había fallecido y cuando los organizadores del evento quisieron conseguir un volumen considerable de la pieza pasaron mucho trabajo para lograrlo.

Quizás mi forma de pensar este incorrecta, no lo sé, pero de una cosa estoy segura… el propósito de Dios conmigo lo estoy cumpliendo al poner mi granito de arena para que logremos un mundo mejor para las personas con mi condición.

PD: Les pido disculpas si este escrito no está de acuerdo a sus creencias, solo quise compartir con ustedes otra de mis experiencias.