En la vida no todo es color de rosa, y nadie está exento. Muchas personas creen que la vida de las personas de baja estatura es como un cuento donde todo es perfecto. Si bien muchos de nosotros tenemos una vida plena, también es cierto que nos encontramos con muchas barreras. Y no hablo solamente de las barreras arquitectónicas, si no a las barreras mentales que tienen muchas personas de estatura promedio.
La mayoría de las personas cuando van en busca de empleo no son juzgadas por su estatura y aunque en este país hay leyes que rigen a los patronos y promueven la famosa frase “Patrono con Igualdad de Oportunidad de Empleo”, la realidad es otra.
Imagínense los siguientes escenarios:
– Asistes a una entrevista de empleo para una posición de ventas en una tienda para la que reúnes los requisitos del puesto, pero en medio de la conversación, tu entrevistador te dice: “No sé si podamos reclutarte porque estamos buscando una persona alta que alcance la caja registradora”.
– Haces una entrevista para una posición relacionada a tu campo de estudios y entiendes que todo fluyó bien. Al terminar te dicen que te van a dejar saber si fuiste seleccionado en unos días. Recibes la ansiada llamada y te dan la mala noticia de que no fuiste el candidato escogido. No solo es mala noticia porque no fuiste tú el que obtuvo el puesto, sino porque la razón para no haber sido seleccionado es que no vas a poder realizar algunas de las tareas por ser pequeño.
– Te llaman y citan el mismo día para una entrevista porque tienen una plaza disponible. Al llegar te indican que ya no te van a entrevistar porque ya reclutaron la persona. Te extraña mucho que todo haya ocurrido tan rápido y le pides a otra persona que llame para que verifique si aún la plaza está disponible y le contestan que sí y que aún continúan entrevistando.
Es sumamente frustrante el que haya personas con este tipo de pensamientos y que siquiera nos den la oportunidad de demostrar que si podemos realizar las tareas. Nosotras, las personas de pequeña estatura tenemos que demostrar con mayor esfuerzo de lo que somos capaces. No solo es obtener el diploma que certifique que tenemos la capacidad intelectual, sino salir a la calle y enfrentarnos con personas que inmediatamente nos ven, nos juzgan por el físico y no nos dan la oportunidad.
Como ya antes les he mencionado, yo fui bendecida en este sentido, pues tuve la gran oportunidad de trabajar desde muy joven en compañías que me dieron la oportunidad de desarrollarme y crecer profesionalmente. Pero, no es igual para muchas otras personas que conozco con mi condición y esto me causa mucho dolor.
Esta situación la vemos a todos los niveles, tanto con personas con estudios técnicos como personas con títulos universitarios. En una ocasión leí la historia del Dr. Ain, Cirujano Ortopeda, quien tiene Acondroplasia (el tipo más común de enanismo). En su caso fue rechazado en más de 30 escuelas de medicina a nivel graduado y post-graduado. Pero su perseverancia y deseos de ejercer en la profesión que el escogió lo llevaron a alcanzar su sueño y se convirtió en un cirujano exitoso.
A las personas de baja estatura les digo que no importa los comentarios o resultados negativos que encuentren en su camino, sigan luchando. No permitan que nada ni nadie les bloquee su paso ni permitan que los hagan sentir inferiores. Cada uno sabemos lo que podemos hacer y mas aun cuando sentimos pasión por la profesión que escogimos porque nos gusta. Así que demostremos de lo que somos capaces, aunque tengamos que hacer un doble o triple esfuerzo. Al final será mayor la satisfacción de haber logrado lo que para algunos era imposible.
Los dejo con un pensamiento de Teodoro Roosevelt: “Es mucho mejor enfrentarse a los grandes desafíos y aspirar a gloriosos triunfos, aun arriesgándose a perder, que integrarse a las filas de los mediocres, que nunca se alegran ni sufren demasiado, porque viven en una gris penumbra, sin victorias ni derrotas”.
Triste, pero muy cierto.
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