Salir a la calle sin que la gente se nos quede mirando, se ría, comenten, nos señalen y hasta se burlen, ocurriría solo en un sueño. Y creo que, si me llegara a suceder en realidad, se sentiría bien extraño.
Estas conductas de la gente son aceptadas o manejadas de diferentes maneras por las personas de pequeña estatura. Algunos no toleran el que la gente se les quede mirando y mucho menos el que se rían de su condición y podrían reaccionar de forma negativa. Otros logran ignoran las conductas inapropiadas de la gente.
¡Algunas personas pueden llegar a ser tan curiosas que se van a los extremos! En una ocasión cuando yo era adolescente iba caminando con mi mama y una señora que no conocíamos nos detuvo solo para preguntarle si yo había tenido ya mi periodo. Son preguntas que te toman por sorpresa y te dejan sin palabras para contestarlas como se merecen. Estoy segura que si se le hubiera contestado que era algo que a ella no le importaba, nos hubiese catalogado como malcriadas. Pero dígame usted, ¿no era lo que merecía?
Mi hija trabajó de cajera en una tienda y para alcanzar la caja registradora utilizaba un banquito, pero el mostrador la cubría de la cintura para abajo. Un día una cliente quería que ella saliera del mostrador para ver como era ella. A esta señora no le importó el que su pedido atrasaría a los que estaban detrás de ella en la fila y que estaba interrumpiendo el trabajo de una empleada que tiene la responsabilidad de realizar su trabajo según las reglas de la compañía para la que trabajaba y dejar su puesto de trabajo no era lo correcto.
En estos días estuve viendo una entrevista de una amiga que también es pequeña y trabaja fuertemente abogando por los derechos de las personas discapacitadas, en la que ella contaba la reacción de su hija de tres años que es de tamaño promedio. Ellas se encontraban comiendo y una señora se acercó con sus hijos para educar a los niños sobre la condición y las diferencias en las personas. Cuando le pidió permiso para interrumpirlas, la niña le contestó que no era un buen momento, pues estaban comiendo. Imagínense la cara de la señora al recibir esta contestación viniendo de una niña. No fue grosera, pero si muy sincera.
La realidad es que muchos de nosotros estamos abiertos a educar sobre nuestra condición, pero señores, hay momento para todo.
Hace unos años atrás participé en un programa de televisión para promocionar el capítulo de LPA en mi país. Unos días después fui a comer con unas personas y al terminar fui al baño del lugar y mientras hacía lo que fui a hacer, una mujer me tocó en la puerta del cubículo donde yo estaba para decirme que me había visto en el programa y siguió haciendo comentarios que no venían al caso. Me pregunto ¿no podía esperar a que yo terminara y saliera del cubículo para hablarme? Me reitero, hay momento y hasta lugar para todo.
Al entrar en cualquier lugar, los ojos de la mayoría de las personas se vuelven hacia nosotros y siempre está el que de inmediato cae en cuenta de que no debe quedarse mirando, pero también existen los que persisten en mirar insistentemente y créanme que no es una situación agradable.
La mayoría de las veces cuando paso por situaciones como estas las ignoro, pero eso no significa que no me duela o me moleste. Como cualquier otra persona tengo días mejores que otros y lo que hoy puedo tolerar quizás mañana no sea igual. Y los que me conocen saben que en la mayoría de los casos ignoro o hasta lo tomo a broma.
En una ocasión hablaba con una persona sobre estas situaciones y en su opinión la gente reaccionaba así al verme porque yo era graciosa. ¿Pues saben qué?, yo no quiero ser graciosa. Solo quiero que los demás me vean, me traten y me respeten como a cualquier otra persona. Tampoco quiero que sientan pena por mí, pues soy feliz como soy y me atrevería a decir que mi sentir es el de muchos otros con la condición y que pasan por las mismas situaciones.
¿Por qué las personas nos ven de diferente manera? ¿Solo porque tenemos una altura más baja? Si el resto de nuestro cuerpo y nuestras capacidades intelectuales son como las de ellos. De verdad quisiera entenderlo, pero se me hace difícil. ¿Y saben por qué? Porque al fin y a la postre, yo solo soy un ser humano igual que tú.
Arriba!
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