Hoy hago una reflexión sobre los valores que como sociedad hemos perdido. En días recientes fui a ver la película “Joker”. Me llamó la atención que el tema central no era lo que siempre hemos visto de ese personaje en “Batman”. Un drama que presenta una introspección de las situaciones en la vida de un personaje que lo llevan a ser como es. Pero no voy a contarles ni a evaluar la película, lo que quiero traerles a colación es el tema que tocó mi fibra.

En una escena se presenta una persona con enanismo, quien está aterrorizada porque teme morir. Su preocupación desaparece cuando su posible agresor decide perdonarle la vida, pero el miedo regresa al tratar de huir y encontrarse atrapado porque el seguro de la puerta está inalcanzable para el.

Fue en ese momento en el que mi corazón sintió un dolor muy profundo… al escuchar a los espectadores reirse de la escena. Fue un momento claro oscuro. Trataba de entender la reacción de la gente, por qué se reían de algo que para mi no era gracioso? Por un lado necesitaba convencerme de que no puedo pretender que los demás piensen o sientan como yo y por el otro vi tan claramente lo más cruel del ser humano. Yo solo deseaba que en ese justo momento detuvieran la película y se encendieran todas las luces de la sala del teatro. Mi curiosidad, quizás ingenua, hacía que me preguntara si su conducta cambiaría al enfrentarse con mi presencia? Se pondrían en los zapatos del personaje? Llegarían a entender la seriedad del asunto? Pero mi película no tuvo el final feliz que yo hubiese deseado.

Comprendí que los seres humanos han llegado a perder toda la sensibilidad y empatía hacia el prójimo y que muy a mi pesar en muchos casos no es hasta que nos toca de cerca vivir una situación en particular, no la entendemos.

Esto me recuerda que hace unos días leí una publicación en Facebook de una persona que aprendió a no burlarse de las personas con enanismo cuando llegó a su familia un nuevo miembro con la condición. Un poco tarde? Quizás…